domingo, 2 de noviembre de 2014

Relato, historia personal

 

EL DESCUBRIMIENTO DE UNA      

              MENTIRA.

En ocasiones me viene a la mente una historia que me ocurrió no hace mucho tiempo atrás, y me gustaría compartirla con vosotros.

  Un día como otro cualquiera, jugando con mis muñecas, de repente escucho un murmullo que viene de la planta de arriba, son mis padres y mi hermana. Como soy muy curiosa necesito saber que sucede. 

  -¿Qué están diciendo?-¿Y por qué lo susurran?-es como si quisiesen que no me enterase.

  Ese comportamiento me extraña mucho porque entre nosotros no hay secretos.

  Confusa me acerco hacía la puerta e intento escuchar algo, pero me es imposible. Abro la puerta y... ¿Qué está pasando aquí? -¡Tanto hablar por lo bajini!. Mis padres están en las escaleras con bolsas en las manos y mi hermana corre escaleras arriba.

  Mi madre me dice -Vete para el salón niña, que ahora vamos nosotros-   Al momento bajan y me dieron una hoja para leer. Comienzo la lectura y como voy demasiado despacio mi hermana se impacienta y se ofrece para leérmelo.

  Yo no entiendo nada, trata sobre una niña, los reyes magos, algo sobre unos pajes que los ayudan, de los padres... ¡QUE LÍO!

  De repente se me enciende la bombilla y todo cuadra, -¿Vosotros sois los reyes magos? -¿De todos los niños o solo de mi?-. A lo que mis padres me contestan que ellos son mis Reyes Magos y cada padres los son de sus hijos.

  Otras miles de preguntas surgen en mi mente: ¿Quién se comía y bebía entonces los mantecados y el agua que dejaba para los camellos?- ¿Dónde guardabais los juguetes para qué yo no los viese?-¿Cuándo los comprabais?...

  Mis padres pacientemente contestan a cada una de mis preguntas. Y seguidamente me ponen una condición indispensable: -Marta, este secreto no se lo debes contar a nadie que no sea adulto, ya que cada familia debe decidir cuando se lo cuentan a sus pequeños.

  Esa noche al irme a la cama, me sentí bastante desilusionada, -¡Cómo pueden engañar así a todos los niños! Aunque por otro lado me siento importante, ya que sé un secreto que solo saben los mayores, y yo ya me siento uno de ellos.

  Ahora me doy cuenta de lo inocente que era en esos años, hoy en día no me creería una mentira así, tal vez por eso solo se la cuentan a los niños más pequeños.

  Sin embargo al recordar esa historia siempre lo hago con mucho cariño y añoranza. Ahora comprendo por qué lo hicieron mis padres y cuando yo sea madre también lo haré con mis hijos. ¡Es tan bonita la ilusión!   

 

                              

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